domingo, 24 de mayo de 2009

El día que no amaneció

Llovió hasta sobre mis orejas
ensangrentándose así
todos mis capilares...

Son tantas las cosas
que debieran ser.
(nótese el subjuntivo)

Quisiera ser astronauta,
pero no paso del bombero.
El rojo me sigue.

Sangre, rubor, sano.
El dia que no amaneció
me llovió en las orejas.

Hay colores para los cobardes.
Sospecho del rojo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario